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LA DESPEDIDA DE LA TEMPORADA 20018-19
r. martí 03/06/2019 El Periódico de Aragón
Y llegó el verano a Maristas
El intenso calor presidió las 24 Horas de Balonmano celebradas en el colegio zaragozano H Compitieron más de 2.000 jugadores encuadrados en 180 equipos y se disputaron cien partidos.
Eran las doce de la mañana y el cielo estaba sin una nube. El termómetro alcanzaba los 25 grados y el colegio de Maristas daba la bienvenida a un verano anticipado. A esa hora la actividad era intensa en el centro escolar del barrio del Actur. Se celebraban los últimos partidos de las 24 Horas de Balonmano, que alcanzaban su 43ª edición.
Al aire libre se disputaban cinco partidos escolares, aunque afortunadamente la techumbre que se ha inaugurado hace menos de un año daba sombra a dos de los encuentros. A pleno sol jugaban los alevines del Utebo y de La Jota. Bajo una sombrilla estaban Álvaro y Víctor, dos jugadores de Maristas, contando los goles del partido. «No hemos pasado calor en todo el fin de semana. Bajo la sombrilla se está bien», decía uno de ellos.
Los numerosos padres buscaban las escasas sombras bajo los árboles. Algunos de ellos presenciaban el partido entre los alevines de El Buen Pastor y San Agustín. Héctor Senao terminó fresco como una lechuga. «Juego de central, este torneo es muy divertido, venimos todos los equipos y me lo paso bien. Ha sido una buena temporada y hemos ganado todos los partidos», decía el jugador de El Buen Pastor. En una cancha cercana terminaba el Moncayo-Corazonistas alevín. «Juego de pivote y he pasado mucho calor. Al principio de la temporada no ganamos muchos partidos y con el entrenamiento hemos ido a mejor. Prefiero estudiar porque si no tengo futuro», decía Guillermo, del Moncayo.
Los entrenadores son parte del éxito en este deporte. Ariadna Royo es técnica del prebenjamín de La Jota, que se enfrentaba a Maristas. «He jugado diez años en La Jota, aunque ahora estoy retirada. De las 24 Horas me encanta el ambiente tan majo y el año pasado vine con un equipo de benjamín. Aquí lo importante es que los niños se lo pasen bien, que disfruten y que se hagan amigos, que ya tendrán tiempo de competir», indicaba.
El último partido escolar de esta competición festiva con más de 2.000 jugadores, un centenar de partidos y 180 equipos fue un prebenjamín entre Cristo Rey y Maristas. Fue un espectáculo de goles. Lo arbitró Iñaki Giménez, una de las almas mater de las 24 Horas. «Coger el silbato y ponerte a pitar no es fácil. Este año no ha llovido afortunadamente. El sábado hizo mucho calor, sacamos adelante todos los partidos y no hubo ningún percance. De esta edición me quedo con la franja horaria de las cinco a las ocho del sábado en el que el colegio estaba a tope». Lleva vinculado 39 años con el balonmano. «Tengo desgaste, pero este deporte me sigue apasionando», confesaba.
Un clásico es Fernando Oto, que lleva el apreciado bar. Sucedió a Antonio, su padre. «Llevo diez años en el bar y en las 24 Horas toda la vida. Aquí lo que más se pide son las excelentes croquetas y para cenar el surtido de bocadillos. Rotamos unas 30 personas». A la una, con la precisión de un reloj suizo, acabó el evento en el pabellón con el choque entre los juveniles de Maristas.